El lenguaje inclusivo es un modo de expresión que busca evitar definiciones o marcas de género para incluir a todas las personas, independientemente de su identidad de género, raza, discapacidad u otras características. Su objetivo principal es promover la igualdad, el respeto y la visibilidad de la diversidad humana, evitando el sexismo, prejuicios y estereotipos a través de un uso del lenguaje más justo y equitativo. Por ejemplo, en lugar de usar solo el masculino genérico "todos", se pueden usar expresiones como "todes" o "todas y todos", o términos neutros para no excluir a mujeres, personas transgénero, no binarias y otras diversidades.
Características principales del lenguaje inclusivo
- Busca visibilizar y reconocer a todas las personas, evitando el uso exclusivo del género masculino que tradicionalmente invisibiliza a las mujeres y otros grupos.
- Utiliza formas neutras o desdoblamientos de género: por ejemplo, "amigos y amigas", "personas" en lugar de "hombres" o "ciudadanía" en lugar de "ciudadanos".
- Emplea símbolos o letras como "e" o "x" para sustituir las terminaciones masculinas o femeninas tradicionales: "amigue", "todxs".
- Evita expresiones o términos que refuercen estereotipos o discriminaciones basadas en género, raza, discapacidad u otras características.
- Apunta a reflejar la diversidad social y construir una comunicación que promueva la inclusión y el respeto.
Importancia social
El lenguaje inclusivo contribuye a superar la discriminación y la invisibilización de personas por razones de género y otros aspectos sociales. Cambiar el lenguaje influye también en cambiar percepciones y actitudes sociales, ayudando a crear una sociedad más justa, equitativa y representativa de toda su diversidad.
En resumen, el lenguaje inclusivo no es solo una cuestión de gramática, sino una herramienta para fomentar la igualdad, el respeto y la inclusión social a través del modo en que nos expresamos.
