El síndrome de Estocolmo es una respuesta psicológica en la que una víctima de secuestro, abuso o situación de control desarrolla sentimientos positivos y un vínculo afectivo con su agresor, viéndolo como protector en lugar de una amenaza. No se considera un diagnóstico oficial en los manuales psiquiátricos, sino un patrón de reacción ligado al trauma y al instinto de supervivencia.
Características principales
- La víctima desarrolla empatía, afecto o incluso amor hacia el agresor y busca justificar su conducta.
- Suele aparecer en contextos de peligro, aislamiento y dependencia, como secuestros, violencia de pareja o abuso prolongado.
- La persona puede mostrar rechazo o desconfianza hacia quienes intentan ayudarla (familia, policía, terapeutas) y tender a proteger al agresor.
Origen del nombre
El término se popularizó tras un robo a un banco en Estocolmo, Suecia, en 1973, donde varios rehenes establecieron un fuerte vínculo con sus secuestradores y luego se negaron a declarar en su contra. Desde entonces se usa esta expresión para describir este tipo de vínculo paradójico entre víctima y agresor.
