La función del poder ejecutivo es dirigir la política y la administración del Estado, y ejecutar las decisiones que emanan de la voluntad popular o de las leyes. En términos prácticos, sus funciones fundamentales suelen ser las siguientes:
- Dirigir la política interior y exterior del país.
- Proponer leyes y presupuestos al poder legislativo, así como ejecutar las leyes una vez aprobadas.
- Coordinar y gestionar la administración pública, supervisando ministerios o departamentos y la burocracia.
- Representar al país en el ámbito internacional, negociar tratados y gestionar relaciones exteriores.
- Garantizar la seguridad y la defensa del territorio, y, en muchos sistemas, ejecutar políticas de bienestar y orden público.
Notas útiles para entender el contexto:
- En sistemas de separación de poderes (como EE. UU., México, España, entre otros), el ejecutivo está sujeto a controles y contrapesos del poder legislativo y debe rendir cuentas ante él, además de estar sujeto a interpretaciones del poder judicial.
- En sistemas parlamentarios, el Ejecutivo suele formarse a partir del partido o coalición con mayoría en el parlamento y depende de su confianza para gobernar; sus medidas y leyes frecuentemente requieren la aprobación legislativa.
- El alcance exacto y las atribuciones pueden variar según la Constitución y la tradición política de cada país.
