El COVID-19 generalmente dura entre 1 y 4 semanas en la mayoría de las personas. Los síntomas suelen aparecer después del periodo de incubación de entre 2 y 14 días, y la recuperación en casos leves o moderados toma alrededor de 2 semanas. En casos graves, la recuperación puede durar hasta 12 semanas. Además, existe el COVID de larga duración o post-COVID, donde los síntomas persisten más allá de las 12 semanas en aproximadamente 1 de cada 13 personas infectadas. La tos, por ejemplo, puede mantenerse hasta 2 o 3 semanas más después de la fase aguda. Las personas vacunadas tienden a recuperarse en menos tiempo. Durante los primeros 5 días desde el inicio de los síntomas, hay mayor riesgo de contagio, y se recomienda aislamiento de al menos 5 a 7 días para reducir la transmisión. En resumen, la duración del COVID-19 varía entre 1 y 12 semanas, con casos prolongados en algunos pacientes, y la recuperación puede acelerarse con descanso y cuidados adecuados.