Un niño recién nacido tiene aproximadamente 300 huesos. Esto es porque muchos de sus huesos están divididos en partes que son blandas y flexibles para poder atravesar el canal del parto, que es muy estrecho. A medida que el niño crece, algunos de estos huesos se van fusionando hasta llegar a unos 206 huesos en la adultez. Este proceso de fusión puede durar hasta los 20-25 años cuando el esqueleto alcanza su forma definitiva y tamaño máximo.
