Halloween tiene su origen en tradiciones celtas antiguas, principalmente entre los pueblos de Irlanda, Escocia y el norte de Francia. La celebración más citada es Samhain, un festival que marcaba el final del verano y del año celta, y que coincidía con la temporada de cosechas. En esa fecha se creía que los espíritus podían regresar al mundo de los vivos, por lo que se encendían hogueras, se hacían ofrendas y se utilizaban disfraces para ahuyentar a los malos espíritus. Con la migración de irlandeses y escoceses a América, especialmente durante el siglo XIX, estas tradiciones se mezclaron con costumbres locales y dieron lugar a la versión moderna de Halloween que se celebra el 31 de octubre: dulces, disfraces y fiestas temáticas. En resumen, Halloween no nace en Estados Unidos, sino de una confluencia de tradiciones gaélicas y celtas originarias de Europa, que luego se popularizaron globalmente.
