El sistema nervioso autónomo se divide funcionalmente en dos ramas principales: el sistema nervioso simpático y el sistema nervioso parasimpático. El sistema nervioso simpático está relacionado con la activación del cuerpo en situaciones de estrés o emergencia, preparando al organismo para la acción mediante respuestas como el aumento del ritmo cardíaco y la dilatación de las pupilas. Por otro lado, el sistema nervioso parasimpático se encarga de conservar y restaurar la energía, promoviendo funciones de descanso y digestión, como la disminución del ritmo cardíaco y la estimulación de la actividad digestiva. Estas dos ramas trabajan de manera complementaria y antagónica para regular las funciones automáticas e involuntarias del cuerpo, como la actividad del músculo liso, el músculo cardíaco y las glándulas de los órganos internos.