La “gripe K” es el nombre coloquial que se está usando para una variante del virus de la gripe A subtipo H3N2 (un “subclado K”) que está circulando este año con más fuerza en Europa.
Qué es exactamente
- No es un virus nuevo, sino una rama del H3N2 que ha acumulado varias mutaciones en la proteína hemaglutinina, lo que le facilita escapar parcialmente de la inmunidad previa y transmitirse mejor.
- Las autoridades europeas de salud señalan que esta variante se ha vuelto dominante dentro de los H3N2 y está adelantando y reforzando la temporada de gripe.
Síntomas principales
- Los síntomas son muy parecidos a los de otras gripes A(H3N2): fiebre alta (a menudo por encima de 38 ºC), escalofríos, dolor muscular, dolor de cabeza, malestar general, tos y congestión nasal o dolor de garganta.
- No se han descrito síntomas “raros” específicos de la gripe K; lo que cambia sobre todo es la rapidez con la que se contagia y el número de casos.
Gravedad y a quién afecta más
- En principio no se considera más virulenta que otros H3N2, pero al ser más contagiosa puede generar más casos totales y, con ello, más complicaciones en personas vulnerables.
- Los grupos con más riesgo de enfermedad grave son mayores, personas con enfermedades crónicas, embarazadas, bebés y personas inmunodeprimidas, como ocurre con la gripe estacional en general.
Cómo se contagia y cuánto dura
- Se transmite por gotitas respiratorias al toser, estornudar o hablar, por contacto con superficies contaminadas y, en espacios cerrados mal ventilados, también por aerosoles.
- El periodo de incubación suele ser de 1 a 4 días y la persona puede contagiar desde aproximadamente 24 horas antes de los síntomas hasta unos 5–7 días después (más tiempo en niños pequeños o inmunodeprimidos).
Prevención y qué hacer
- La recomendación principal sigue siendo la vacunación anual antigripal, especialmente en grupos de riesgo, porque aunque la protección frente al contagio pueda ser algo menor, la vacuna ayuda a reducir hospitalizaciones y cuadros graves.
- También se aconseja: buena ventilación, lavado frecuente de manos, usar mascarilla si se tienen síntomas o se va a visitar a personas vulnerables, y quedarse en casa si se está enfermo para no contagiar.
Si tienes fiebre alta, dificultad para respirar, dolor en el pecho o perteneces a un grupo de riesgo, es importante consultar con un profesional sanitario para valorar tratamiento y posibles pruebas.
