Un conflicto es una discrepancia o enfrentamiento entre dos o más partes debido a intereses, necesidades, valores o metas incompatibles, que puede manifestarse como disputas, malentendidos o confrontaciones, y que, si se gestiona adecuadamente, puede convertirse en una oportunidad de diálogo y cambio.
A continuación, desglosamos sus aspectos clave:
Qué lo genera
- Intereses u objetivos incompatibles entre las partes.
- Diferencias de valores, creencias o prioridades.
- Escasez de recursos, poder o reconocimiento.
- Percepción de amenaza o daño potencial.
Tipos habituales
- Conflictos interpersonales: entre individuos en ámbitos como familia, trabajo o amistad.
- Conflictos organizacionales: entre departamentos o entre organización y empleados.
- Conflictos sociales o comunitarios: entre grupos, comunidades o entre población y el Estado.
- Conflictos internacionales: entre países o actores globales.
Elementos esenciales
- Partes involucradas: al menos dos actores con posturas distintas.
- Intensidad: grado de importancia que cada parte atribuye a sus objetivos.
- Objetivos visibles y/o subyacentes: lo que cada parte quiere lograr.
- Contexto y condiciones: entorno que amplifica o mitiga el conflicto.
- Medidas de resolución: negociación, mediación, acuerdos, o, en el peor caso, confrontación prolongada.
Cómo funcionan las resoluciones
- Negociación y concesiones: llegar a un acuerdo parcialmente satisfactorio.
- Mediación o facilitación: intervención de una tercera parte neutral.
- Acuerdos formales: contratos, pactos o leyes que definen compromisos.
- Gestión de conflictos: estrategias para prevenir escaladas y fomentar comunicación.
Si deseas, puedo adaptar esta explicación a un contexto específico (por ejemplo, educativo, laboral, o social) o darte ejemplos prácticos de técnicas de resolución y de comunicación asertiva para manejar conflictos de forma constructiva.
