El cuarto mandamiento es: "Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que el Señor, tu Dios, te va a dar" (Éxodo 20,12). Este mandamiento se refiere al deber de respetar y honrar a los padres y a todas las personas que ejercen autoridad para nuestro bien, y es el primero que incluye una promesa de larga vida y bienestar. Además, se entiende como un principio fundamental de la moralidad y la convivencia humana, extendiéndose también al respeto hacia otros miembros de la familia, maestros, jefes, y la patria.
