Un imán puede tener dos polos magnéticos en su forma clásica (polo norte y polo sur). Sin embargo, dependiendo de su fabricación y diseño, un imán puede tener múltiples polos magnéticos distribuidos a lo largo de su superficie, como 4, 6, 8, 12, 16 o incluso más. Estos polos multipolares se usan en aplicaciones especializadas como motores eléctricos, sensores y generadores. Por lo tanto, el número de polos de un imán no está limitado a dos, sino que puede ser tantos como sea necesario para su función específica.
