Una hipoteca inversa es un tipo de préstamo que permite a personas mayores obtener dinero usando su vivienda como garantía sin tener que venderla ni dejar de vivir en ella.
Definición básica
En lugar de pagar cuotas al banco como en una hipoteca normal, en la hipoteca inversa es la entidad financiera la que paga al propietario, normalmente de forma mensual, usando el valor de la casa como respaldo. La deuda no se exige mientras el titular vive en la vivienda, sino cuando fallece, vende la casa o deja de usarla como residencia habitual.
Quién puede pedirla
Este producto está pensado casi siempre para personas a partir de unos 62–65 años que sean propietarias de una vivienda, normalmente sin otras cargas hipotecarias relevantes. Además, suele exigirse tasación actualizada del inmueble, que sea vivienda habitual y que esté asegurada contra daños.
Cómo se cobra el dinero
El propietario puede recibir el dinero como renta mensual, como un pago único o combinando ambas formas, hasta un límite que depende del valor de tasación de la vivienda y de la edad del solicitante. En muchos países estas rentas pueden tener cierto tratamiento fiscal ventajoso, aunque conviene revisar siempre la normativa concreta del lugar de residencia.
Qué pasa al fallecer
Al fallecer el titular, los herederos reciben la vivienda junto con la deuda generada por la hipoteca inversa. Normalmente pueden elegir entre pagar la deuda (con sus propios medios o con una nueva hipoteca), vender la casa para cancelarla o bien renunciar a la herencia, en cuyo caso la entidad se queda con el inmueble.
Riesgos y aspectos a valorar
La deuda aumenta con el tiempo porque se van sumando intereses y comisiones al capital dispuesto, de modo que la parte de la vivienda que quedará libre para los herederos suele ser menor cuanto más se prolongue el préstamo. Además, el propietario debe seguir pagando impuestos, comunidad y mantenimiento de la casa; si no lo hace, puede incumplir las condiciones del contrato.
